
Hace calor, te quitas los zapatos… y al cabo de un rato cuesta volvérselos a poner. O te aprietan. Tienes los pies hinchados. ¿Es el calor? ¿Mala circulación? ¿Qué ha pasado? “Soy joven”, piensas, mientras recuerdas cómo los pies hinchados y la pesadez en las piernas son “cosas” que le pasan a tu madre. O a tu abuela.
Y lo cierto es que no hace falta tener muchos años para haber sentido alguna vez esa hinchazón en los pies.