
El 50% de los hombres entre 51 y 60 años comienza a sufrir los síntomas que provoca el agrandamiento de la próstata y la consiguiente presión sobre la uretra, que se traduce en la necesidad de ir al baño con frecuencia. En algunos casos, con demasiada frecuencia. Hasta el punto de afectar a la calidad de vida de muchos hombres, al trabajo que desempeñan o a la calidad del sueño.
Esa sintomatología es la que debe llevar al hombre a acudir a su médico, con el fin de que el especialista valore la situación de esa hiperplasia de próstata, que la mayoría de las veces resulta benigna.